sábado, 10 de diciembre de 2011

Alfonso Izquierdo no es un adiós, es un hasta pronto


10 diciembre de 2011
La Agenda Setting
Alfonso Izquierdo no es un adiós, es un hasta pronto
Jorge A. Leyva

¡Qué pasó terrible! Me decía cada vez que me llamaba Alfonso Izquierdo Bustamante, al tiempo que me preguntaba ¿Cómo está Canito? Las pláticas siempre iniciaban así con Poncho -como de cariño y afecto le decíamos- quién en realidad más que amigo era un maestro, un intelectual, un luchador social y un buen hombre que sirvió y tuvo una vida útil para México. Hablar de Poncho requeriría muchas columnas y mucho espacio para hacerle honor al excelente trabajo que realizó, por eso si de recordar su hoja de servicio se trata, probablemente me quedaría corto.

No pretendo como hacen muchos, cuando muere una persona, decir que Poncho era un santo; tampoco claro está, era un demonio. Era en cambio un agitador. Un revulsivo de mentes e ideas. Para el que escribe la Agenda Setting era un catalizador de ideas. Nos veíamos frecuentemente –como lo hacen los amigos-, comíamos, desayunábamos hasta café a veces tomábamos. No fueron pocas las ocasiones en que, saliendo del trabajo, Alfonso me llamaba al celular para comentarte algún tema publicado en mi columna política. Era necesario cambiar al manos libres, pues manejando iba camino a casa y todo el trayecto platicamos de política. No era nada raro que cuando el que escribe llegaba al domicilio, todavía seguía conversando con Poncho pues las pláticas con él no eran de quince minutos. Se requería tiempo y sí a veces paciencia.

Eso sí, debo advertir que Poncho siempre tenía tema interesante para conversar, si no era de futbol americano, era de su pasado izquierdoso del que él mismo hacía broma diciendo que incluso tenía lo izquierdo hasta en el apellido. Y tenía razón Alfonso Rolando Izquierdo Bustamante solía decirme que él venía de la verdadera lucha de izquierda, dentro del PRI, un partido que se fundó desde sus inicios del lado de la lucha de las clases populares, “nuestra lucha de izquierda es al interior del Partido Revolucionario Institucional, ahí es donde tenemos que dar la lucha, con lealtad y con principios”, al tiempo que coincidíamos que ese valor: la lealtad, es cada era cada vez más escaso en la clase política mexicana. Una vez comiendo –no hace mucho- me dijo “he visto más traiciones que lealtades en la política”.

También platicábamos de música, el rock le encantaba. Dado a poner apodos también charlábamos de nuestras anécdotas en San Lázaro, en la Cámara de Diputados donde coincidimos también cuando él fue legislador federal. Bien merecido y después de años y años de servicio a su partido dentro del PRI, finalmente le correspondió con toda justicia ser legislador. Madracista de hueso colorado siempre tenía la deferencia de invitarme a los eventos que organizaba como presidente de la Fundación Carlos A. Madrazo. Siempre leal. Siempre amigo. Y muchas veces poco reconocido. El 26 de agosto pasado, Poncho y su servidor estábamos comiendo en un restaurante como parte de las pláticas constantes que teníamos. Me llamó una amiga para preguntarme sobre lo que había pasado en Monterrey. Yo no estaba pendiente de los medios de comunicación pues el intercambio de ideas con Poncho –como solía pasar- se alargó. Después nos enteraríamos que el tema era sobre un tal Casino Royale. Ya después entenderíamos las dimensiones del tema. Ese día Poncho me comentó que por fin se haría la operación de trasplante de riñón que tanto había pospuesto. Nos dimos un fuerte abrazo. No sabía que aunque platicamos dos o tres veces más por teléfono, esa, sería la última vez que lo vería con vida. Créeme Poncho que no me lo esperaba. Cuando me enteré de tu muerte física, en ese instante me di cuenta que algo faltaba. Al tuitear tu fallecimiento, lo admito lloré, y sentí mucho tu partida. Donde quiera que ahora te encuentres seguirás la lucha porque personas como tú no mueren. Se llevan en el alma, en la mente, en el corazón. Ya habrá tiempo de ponernos al día y me contarás algún día, más anécdotas. Por ahora Poncho no te permito decir adiós, será más bien un hasta pronto.  
                         
Así es Canito tienes razón, extrañaremos mucho a Poncho, porque personas así, con esa convicción, claridad y lealtad son las que hacen falta para dignificar y mejorar el quehacer político. Va por ti amigo. Q.E.P.D. Les comparto nuestro correo electrónico: jordymx@hotmail.com y en twitter nos puedes encontrar como: @Jorge__Leyva

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