02 OCTUBRE 2013
La Agenda Setting
Esa conspicua bebida carbonatada
Jorge A. Leyva
México
ocupa el primer lugar a nivel mundial en el consumo de refrescos, con un
promedio de 163 litros por persona al año. Al mismo tiempo, la población
mexicana se ubica en los lugares más altos en los índices de obesidad y
diabetes, con una de las tasas de mortalidad por este padecimiento más altas a
escala internacional. Un dato nada menor revela que el gasto en el consumo de
refrescos supera al de los alimentos básicos como leche, huevo, carne, frutas y
verduras. En nuestro país la obesidad y sobrepeso se ha acentuado, esto
incrementa el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la diabetes y la
hipertensión arterial. A nivel mundial, México ocupa el primer lugar en sobrepeso
y obesidad; pero también una de las primeras posiciones en la prevalencia de
diabetes. Y este aumento en la prevalencia de sobrepeso, obesidad y diabetes ha
estado asociado, entre otros factores, al consumo de refrescos porque proveen
una cantidad excesiva de calorías y ningún beneficio nutricional.
¿Sabía
amable lector que entre 1990 y 2013 el consumo de refrescos per cápita se
incrementó casi en un veinte por ciento? En un documento que publicó hace unos
días el Senado de la República, a través del Instituto Belisario Domínguez, se aportan
más datos al respecto de este tema. El documento denominado "El consumo de
refrescos en la población mexicana y su impacto en la salud y economía de los
hogares" revela que el consumo anual per cápita de refrescos en México es
de 163 litros al año con lo que superamos en 45 litros el promedio del consumo
de los estadounidenses. No hay duda que el consumo de refrescos afecta la
economía de las familias. De acuerdo con INEGI, el consumo en los hogares de
bebidas no alcohólicas -incluyendo a los refrescos- representó 6.5% del gasto
en alimentos. Los hogares mexicanos destinan la misma cantidad de dinero al
consumo de refrescos que a la compra de verduras, legumbres y tortillas; además,
invierten más dinero en la compra de bebidas no alcohólicas que en el consumo
de productos básicos como la leche, la fruta y los huevos.
¿Cómo
estamos a nivel mundial? Alrededor de veinte países han implementado o
propuesto impuestos a bebidas azucaradas como medida de salud pública contra la
obesidad. Entre ellos Francia, España, Portugal, Italia y Bélgica. Esta medida
ha generado diversas posturas a favor o en contra, dentro de las primeras se argumenta
que un incremento en el precio de los refrescos reduciría su consumo, como ha sucedido
en algunos países. Además, un impuesto al refresco tendría importantes
beneficios en la salud, en los costos de la atención médica y en la economía de
las familias. En la Encuesta Nacional de Impuesto al Refresco, 33% de la
población señaló que si se aplicara un impuesto a los refrescos dejaría de
consumirlos y 38% consumiría menos refresco.
Hay
que acéptarlo, hoy por hoy México enfrenta una problemática en salud por el
consumo tan elevado de bebidas azucaradas, en particular de refrescos. Somos el
principal consumidor de refrescos a nivel mundial lo que ha generado sobrepeso
y obesidad en amplios sectores de la sociedad. Por eso, no podemos estar menos
que a favor de una medida ya aplicada en más de 20 países para desalentar el
consumo del refresco y reducir así el problema de obesidad y las enfermedades
que de ella se derivan. En ese marco se torna necesario gravar con un impuesto
especial su consumo porque esto se traduciría no sólo en importantes beneficios
en la salud, sino en los costos de la atención médica y en la economía familiar.
Estimaciones de los expertos del Instituto Nacional de Salud Pública, coinciden
con la percepción de los entrevistados en la Encuesta Nacional de Impuesto al
Refresco donde la población señala que si se aplicara un impuesto a los
refrescos, se dejaría de consumirlos o por lo menos consumirían menos refresco.
Ahí está el área de oportunidad. Les comparto nuestro correo electrónico:
jordymx@hotmail.com y en twitter nos puedes encontrar como: @Jorge__Leyva
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