Los altos niveles de glucosa son un factor determinante para el desarrollo de enfermedades como la diabetes, entre otras, de ahí la importancia de vigilar y mantener los niveles de glucosa en la sangre controlados. Los niveles de glucosa se refiere a la cantidad de azúcar que tenemos en nuestra sangre, esta sustancia es indispensable para el funcionamiento ideal de todas las células de nuestro cuerpo. La fuente principal de glucosa para nuestro cuerpo son los alimentos.
Hay alimentos que proveen más azúcar a nuestro cuerpo que otros, si ya se tiene un descontrol en los niveles de glucosa en el organismo, es mejor aprender a controlarlos ingiriendo alimentos que ayudan a disminuir los niveles de azúcar.
Alimentos que ayudan:
Mango. Esta fruta tiene un sabor demasiado dulce y podrías pensar que esto no es bueno para el control de tu glucosa, pero también tiene mucha fibra y mangiferina (antioxidantes), encargada de bajar y controlar los niveles de glucosa, las personas con diabetes deben consumir esta fruta con moderación.
Pescado. Este tipo de alimentos son ricos en Omega 3, ayudan a reducir los niveles de colesterol, triglicéridos, la presión sanguínea y a fluidificar la sangre al mismo tiempo que controlan los niveles de glucosa en ella.
Manzana. Se recomienda comer la fruta completa sin retirar la cáscara, ya que es rica en pectina, que aumenta el potencial para absorción de glucosa provenientes de azúcar refinada y grasas.
Arándanos. Los arándanos son ricos en antioxidantes y vitamina C que ayudan al cuerpo a reparar los tejidos, además son determinantes para el control de los niveles de glucosa en la sangre y pueden ayudar a controlar algunas complicaciones de la diabetes
Aguacate. Considerado uno de los alimentos más completos, el aguacate contiene grasas saludables, fibra para mejorar la digestión, reducir el colesterol y controlar el azúcar en la sangre.
Los síntomas de exceso de glucosa en la sangre pueden incluir:
Azúcar levemente alta: Aumento de la sed. Aumento de la micción -la necesidad de orinar más seguido de lo usual- . Pérdida de peso. Fatiga. Aumento del apetito.
Azúcar gravemente alta: Vista borrosa. Sed extrema. Aturdimiento. Piel sonrojada, caliente y seca. Agitación, somnolencia o dificultad para despertarse.
Cuando el cuerpo no produce nada de glucosa: Respiración rápida y profunda. Frecuencia cardíaca rápida y pulso débil. Aliento con olor fuerte y afrutado. Pérdida del apetito, dolor abdominal y vómito.
Para mantener un adecuado control de la glucosa en la sangre primero debes saber cuál es tu nivel óptimo mediante un examen médico. El control del azúcar debe realizarse de la mano de un especialista.
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