Roberto Mijalchuk dejó activa durante 40 años una línea de teléfono, todo con la esperanza de que algún día sonara el aparato y pudiera reencontrarse con su hermana desaparecida. Así pasaron los años y nada, hasta que un día -casi cuarenta años después- timbró pero no fue su hermana la que apareció, sino su sobrino, que en el momento de la desaparición estaba con su madre y entonces tan solo tenía pocos meses de vida.
"Gracias, tío, por no dejar de buscarnos", expresó Javier Matías Darroux Mijalchuk ante la prensa, tras descubrir que es hijo de desaparecidos durante el último régimen militar en Argentina, entre 1976 y 1983. Darroux Mijalchuk, de 41 años, fue presentado esta semana como "el nieto 130", el más reciente argentino al que las Abuelas de Plaza de Mayo ayudaron a descubrir su identidad.
El joven protagonizó un emotivo reencuentro público con su tío en una multitudinaria presentación, con el objetivo de llegar a conocer más detalles de su pasado y animar a otros a dar un paso al frente, "juntar coraje" y descubrir la verdad. Javier Matías Darroux Mijalchuk siempre supo que los padres que le criaron no eran su familia biológica, pero no se interesó por su pasado hasta hace unos años.
"Para mí, desde un convencimiento muy interno, tenía la certeza de que mis padres podrían haber sido desaparecidos por la dictadura militar, pero yo estaba bien con quien era y no me interesaba en una búsqueda con resultado incierto que desgastaría mis energías vanamente", recordó en la comparecencia pública celebrada en la sede de Abuelas en Buenos Aires.
Pero algo cambió en 2006. Fue entonces "cuando entendí el egoísmo de mi postura", dijo. "Si no era importante para mí -o eso creía-, tenía que ser consciente de que en el otro lado podía estar buscándome un hermano, un tío, una abuela" Animado por su pareja y dos amigos, Javier se acercó a la organización de Abuelas de Plaza de Mayo, que lleva más de cuatro décadas buscando a desaparecidos y sus hijos.
Ello activó el proceso para poder encontrar sus raíces y descubrir que era hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, desaparecidos en diciembre de 1977. "Creo que hay muchos a quienes les pasa una sensación similar, así que los invito a juntar coraje y a acercarse" a Abuelas, instó.
La organización, presidida por Estela De Carlotto, estima que cerca de 500 bebés fueron robados por el gobierno militar, y calcula que el régimen hizo desaparecer a cerca de 30,000 personas de todas las edades y condiciones sociales.
Según explica Abuelas en su página web, los "secuestros" de la familia del "nieto 130" empezaron con su padre, Juan Manuel Mijalchuk, quien trabajaba en tareas administrativas en la Universidad de Morón, en la provincia de Buenos Aires, y desapareció a principios de diciembre de 1977.
Javier Matías fue encontrado abandonado en una calle que se encontraba a tres calles de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionaba el mayor centro clandestino de detención del régimen militar, que apresó allí a cerca de 5.000 personas secuestradas, recoge la Agencia Efe.
Lo dieron en adopción legal a una familia que lo crió bien, que nunca le ocultó que era adoptado pero que no sabía su procedencia real, según esa misma fuente Desde entonces, el hermano de su madre, su tío Roberto, "nunca bajó los brazos ni perdió la esperanza", destacó Javier Matías ante los medios.
El joven agradeció en numerosas ocasiones la persistencia de su tío, quien denunció a finales de los 90 la desaparición de su hermana, su cuñado y su sobrino, y acabó recibiendo la famosa llamada de Javier Matías hace unos años. No obstante, el "nieto 130" matizó que la "alegría siempre es parcial"."El hecho de encontrarme implica que él nunca va a volver a ver a su hermana", explicó.
"La convicción de lucha y búsqueda no termina", señaló. "Yo necesito saber la verdad de qué sucedió con ellos. Y necesito saber si tengo un hermano o una hermana". agregó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario