El brote de ébola que sacude el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) ha causado ya más de 1,500 muertos y 2,200 contagios desde que fuera declarado en agosto del año pasado, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad congoleño.
En un informe las autoridades situaron en 1,506 la cifra de fallecidos, de los que 1.412 dieron positivo en pruebas de laboratorio; mientas que los casos de contagio ascienden a 2.239, de ellos 2.145 están confirmados.
Este brote -el más letal de la historia de RDC y el segundo del mundo por muertes y casos, tras la epidemia en África Occidental de 2014-, se declaró el pasado 1 de agosto en las provincias de Kivu del Norte e Ituri.
Sin embargo, el control de la epidemia se ha visto obstaculizado por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y la inseguridad en la zona, donde actúan grupos armados y milicias rebeldes que han atacado diversos centros de tratamiento.
Desde el 8 de agosto de 2018, cuando empezaron las vacunaciones, más de 140,900 personas han sido inoculadas, en su mayoría en las ciudades de Katwa, Beni, Butembo, Mabalako y Mandima, según las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Sanidad.
El pasado día 14 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió no declarar la epidemia de ébola en RDC como emergencia sanitaria internacional, aunque alertó de los riesgos en la región tras la aparición de los primeros casos en la vecina Uganda.
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