08 febrero de
2013
La Agenda
Setting
Jesús Tellaeche allá nos tomaremos un café
Jorge A. Leyva
Ayer fui a la Agencia Gayosso de Félix Cuevas en
la ciudad de México, con tristeza acudí a darle el último adiós a mi amigo
Jesús Tellaeche Bosch. Muy temprano por la mañana me entere de su
fallecimiento. Compartí con el médico veterinario zootecnista en los últimos
cuatro años muchos momentos. Por trabajo, por amistad y por coyuntura me tocó
compartir días buenos, días malos y días regulares con Chucho como de cariño le
decíamos. Muy difícilmente se le veía enojado. Casi siempre alegre, risueño y
eso sí a veces estresado, pero siempre resolviendo problemas. Era práctico. El
médico Tellaeche también era metódico, ordenado y siempre tenía vocación de
servicio.
Aprendí muchas cosas con el buen amigo Chucho, de
repente con su mirada detrás de esos lentes que usaba, lanzaba comentarios e
iniciaba una buena plática donde nos quedábamos conversando un buen rato, eso
sí, siempre y cuando no tuviera un problema o situación que resolver. Así era
Chucho y así lo recordaré. La verdad es que perder a un amigo es una de las
experiencias más dolorosas que una persona debe afrontar en la vida. Sobre todo
resulta difícil aceptar que ese amigo o amiga que se nos fue, y con quien compartimos
distintos momentos ya no estará físicamente en nuestras vidas, no obstante nos
quedan en el pensamiento. Así tienen que ser recordados, justamente como eran.
François Mauriac dijo alguna vez al respecto de
un amigo que falleció lo siguiente, “la muerte no nos roba los seres amados; al
contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. En cambio La
vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente”. Cierto es que la muerte
de un amigo nos entristece el alma y nos deja un inmenso vacío, uno siente que
le falta algo, es como si cierta parte de ti supiera que la sintonía del
universo ha cambiado, no obstante debemos seguir adelante y recordarlos así, con
alegría. Tenía poco que había platicado con Chucho. A finales de diciembre platicamos
y me envío unos papeles. Con buen ánimo recordamos varias anécdotas. Todavía en
enero en la blackberry intercambiábamos mensajes. Casi siempre tenía de avatar
una foto de ganado o de su rancho. Como buen médico veterinario zootecnista
conocía mucho del trabajo del campo. La última foto que me quedó en su
blackberry es una foto donde él de pequeño, está con un ejemplar cebú. En
blanco y negro la foto recordaba los años mozos de Tellaeche. Quedamos en
compartir un cafecito en Villahermosa y platicar. Allá nos tomaremos un
cafecito, le dije.
Por ahora querido y apreciado Chucho no se podrá
compartir ese café. No se podrá porque en lo físico te nos fuiste. No obstante
en recuerdo, te quedas con nosotros. Digamos que ponemos un tiempo de espera
para luego ponernos al día de lo que quedó pendiente. Me ayudaste mucho y me
apoyaste en distintos momentos. Lo agradezco y lo aprecio. En esa época de
cambios fuiste solidario. Me correspondiste como amigo y yo en cuánto pude
también. ¿Sabes? Muchos amigos y amigas me llamaron para preguntar como estabas
de salud porque sabían que estabas mal. Todos te deseaban lo mejor y al tiempo
hacían votos para que restablecieras tu salud pronto. Ayer que falleciste
varios de aquellos amigos y compañeros con los que compartiste distintos
momentos se hicieron presentes y mandaron sus mensajes de condolencias. Ayer
muchos de tus amigos y muchos de tus familiares acudimos a la funeraria del Eje
7 en la ciudad de México a darte el último adiós. Algún día habrá tiempo de
tomarnos ese café. Por ahora querido y apreciado Chucho descansa en Paz. Les
comparto nuestro correo electrónico: jordymx@hotmail.com y en twitter nos
puedes encontrar como: @Jorge__Leyva
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