Donald Trump, llamó a Rusia a retirarse de Venezuela, después de que Moscú enviara el fin de semana pasado aviones con personal y equipos militares en "cooperación" con el gobierno de Nicolás Maduro, cuya autoridad Washington desconoce. "Rusia tiene que salir", afirmó el presidente de Estados Unidos al recibir en la Casa Blanca a Fabiana Rosales, esposa de Juan Guaidó, reconocido por Estados Unidos y por más de 50 países como presidente interino de Venezuela.
Consultado sobre una eventual acción militar estadounidense en Venezuela, Trump insistió en que "todas las opciones están sobre la mesa" para propiciar la salida de Maduro, una frase que viene repitiendo desde hace meses, pero que esta vez pronunció con gran énfasis. Poco antes, el vicepresidente Mike Pence, quien también se reunió con Rosales, consideró la llegada de aviones militares rusos a Venezuela una "provocación inoportuna", y pidió al gobierno de Vladimir Putin dejar de respaldar al "dictador" Maduro. "Pedimos a Rusia hoy que cese todo apoyo al régimen de Maduro", dijo Pence.
Sin embargo…
La Cancillería rusa defendió la presencia de militares rusos en Venezuela, que ha sido muy criticada por Estados Unidos y por la oposición venezolana. "La presencia de especialistas rusos en territorio de Venezuela es regulada por el Acuerdo de Cooperación Técnico-Militar suscrito en mayo de 2001 por los Gobiernos de Rusia y Venezuela y que fue ratificado en su momento por ambos países", dijo María Zajárova, portavoz rusa de Exteriores, en un comunicado.
El gobierno ruso confirmó el envío de militares para ampliar la "cooperación" entre Moscú y Caracas, "con pleno respeto a la legalidad", según declaró la portavoz del ministerio de Exteriores, Maria Zajarova.
Estados Unidos impulsa la salida de Maduro, cuya reelección considera un fraude, y reconoce como única autoridad legítima a Guaidó, quien en su condición de jefe parlamentario invocó el 23 de enero la Constitución para declararse presidente encargado, con miras a encabezar un gobierno de transición y organizar nuevas elecciones. En medio de la presión internacional para que Maduro abandone el poder, Rusia y China, principales acreedores de la deuda externa de Venezuela (estimada en 150.000 millones de dólares), se han convertido en los grandes aliados del presidente socialista.
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