Una investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), informó de la relación entre el consumo de refrescos con padecimientos que van desde obesidad y diabetes, hasta cálculos renales, asma, descalcificación e incluso -dijo- Alzheimer.
Después de casi 133 años de su aparición, el refresco de cola no sólo perdió su función original de jarabe para aliviar problemas de digestión, también su fórmula, pues pasó de contener plantas endémicas de Perú y África (las cuales fueron prohibidas por ser adictivas), a contener químicos más peligrosos que los originales, según advirtió Laura Moreno Altamirano, investigadora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Según la académica provocan en el cuerpo: Desmineralización ósea, esto debido al ácido fosfórico, encargado de neutralizar el sabor dulce, pues de lo contrario sería imposible beberlas, debido a su contenido de azúcar tan alto. El problema es que esta sustancia es dañina, pues no permite una buena absorción de calcio, debilita los huesos, disminuye su densidad y promueve fisuras y fracturas. De hecho, este elemento también es responsable del desgaste del esmalte de los dientes y las caries.
Dificultad para absorber el hierro. Este efecto es resultado de combinar ácido fosfórico y azúcar. Su peligro recae en la posibilidad de desarrollar anemia o tener mayor disposición para contraer infecciones, especialmente en niños, ancianos y mujeres embarazadas.
Dispara tus niveles de insulina. Al tener un alto índice glicémico, cuando entra al organismo produce mucha insulina. En contraste, tiene un bajo nivel de saciedad, por lo cual seguirás con sed. Por si fuera poco, los azúcares que tu organismo no digiere, se transforman en grasa.
Produce adicción. Gracias a su contenido de azúcar y cafeína, que reactivan las terminales nerviosas del cerebro y ocasionan que tras 45 minutos de tomar un vaso, aumente la producción de las hormonas que producen placer. Esta es la razón por la que su efecto se compara con la heroína. Asimismo, Laura Moreno afirmó que la cafeína utilizada actualmente no es natural, sino sintética, lo que provoca un mayor daño.
Afecta el metabolismo de las proteínas y la calidad de la sangre. Esto es ocasionado por el aditivo E-150, lo cual lleva a desarrollar anemia, depresión y confusión. Además, se ha asociado con los cálculos renales y el colorante artificial de su fórmula con cáncer de pulmón, hígado, tiroides y leucemia; sin olvidar que el gas provoca inflamación y mala digestión que pueden volverse crónicas.
Y los refrescos denominados light no son opción. Según la investigadora son igual de dañinos, pues de beberse en grandes cantidades, podrían causarte daño cerebral, pérdida de memoria, confusión mental, Alzheimer, daños en la retina y al sistema nervioso.
Si bien la investigadora se centra en los refrescos de cola, la realidad es que todos los refrescos provocan daños en tu organismo, tanto por sus altas cantidades de azúcar, como por el gas y otros químicos, en especial si se consumen en exceso. Lo mejor es dejar su consumo sólo para ocasiones especiales y limitarse a uno o dos vasos.
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