sábado, 21 de agosto de 2010

¿Otra vez con el Jesús en la boca?

21 de agosto de 2010


Columna: LA AGENDA SETTING

¿Otra vez con el Jesús en la boca?

Jorge A. Leyva

Todo mundo pregunta, se echan la bolita unos a otros y la pregunta común es ¿Nos volveremos a inundar? Aunque a decir verdad la pregunta -tal vez- no debería ser esa, sino más bien ¿Qué pasó con los más de siete mil millones de pesos que se han invertido supuestamente en Tabasco? La cifra –pesos más pesos menos- que hasta el día de hoy se ha destinado para proteger a Tabasco contra inundaciones. Vale la pena recordar que muchos de esos recursos que se empezaron a ejercer desde el Gobierno de Manuel Andrade Díaz con el famoso Proyecto Integral de Control de Inundaciones (PICI) que a luces de su nulo funcionamiento podemos decir que fue un rotundo fracaso. Entonces ¿Qué pasó con las tan cacareadas obras de protección que se debieron proyectar, hacer, terminar durante su administración? No podemos dejar pasar que Manuel Andrade ejerció un monto aproximado de 2 mil millones de pesos de los cuales casi la tercera parte fueron recursos federales y el resto estatales. ¿Dónde están? Vaya usted a saber pero la cuestión es que a partir de la administración del gobernador Andrés Granier esos recursos fueron aplicados directamente por la federación vía la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ejerciendo hasta el momento la federación cinco mil millones de pesos del Plan Hídrico Integral de Tabasco (PHIT) y faltando todavía por ejercer prácticamente otro tanto igual porque según datos oficiales el presupuesto total destinado para el PHIT son en total nueve mil millones de pesos. ¿Dónde están? ¿Por qué tenemos que regresar a los costales? Hay que preguntarle a la Conagua.

La realidad es que la ubicación geográfica de Tabasco en una zona tropical presenta una escasa elevación con respecto al nivel del mar y su cercanía al Golfo de México determina el desarrollo de climas cálidos con una influencia marítima en donde la variación de la temperatura es moderada. Estas condiciones hacen que nuestro estado se encuentre una zona de alta vulnerabilidad propensa a ser afectada por el aumento del nivel del mar, en especial en la zona donde convergen el Grijalva, Mezcalapa y Usumacinta, en donde las modificaciones profundas y drásticas cambian aceleradamente la línea de costa por la erosión e inundación de las tierras bajas. Y si a esto le sumamos la alteración del uso de suelo, cambios en el drenaje, procesos de ampliación de la actividad ganadera y la introducción de pastos que remplazan zonas de pantanos así como la disminución de zonas que son vasos lagunares reguladores; pues no es raro que el cambio climático con intensas lluvias se junten para entender del porqué de las continuas inundaciones en la entidad del sureste de México.

Los cambios climáticos afectan en especial a las regiones con crecimiento de población y si las condiciones de vulnerabilidad están dadas por una alta concentración demográfica, procesos de industrialización, incremento de vehículos automotores, incremento de población con niveles de pobreza alto que invaden zonas federales o la acelerada deforestación, se van conjuntando una serie de factores que inciden en extrapolación de los fenómenos climáticos. Por eso es necesaria también una cultura de cuidado al medio ambiente que vaya de la mano con prevención y protección civil para evitar al máximo cualquier pérdida de vida humana o posibles daños en infraestructura y el patrimonio de las familias en estos asentamientos. No por nada Greenpeace ha señalado que Tabasco es el caso más dramático de degradación ambiental en México, porque desde su óptica políticas públicas alentaron el desmonte de bosques y selvas para convertirlas en zonas ganaderas y agrícolas, lo que dejó a la población en una gran vulnerabilidad climática. Es necesario hacer conciencia de que en verdad el cambio climático llego para quedarse.

En la semana platiqué con el profesor investigador Javier Herrera Escamilla, quién conoce a fondo el tema de la inundación, no sólo lo ha vivido sino también lo ha padecido –como muchos tabasqueños- por eso es uno de los más fervientes investigadores sobre la materia y; precisamente me reiteraba lo que me dijo hace un par de meses: Tabasco no aguanta otra inundación. Es cierto no podemos, no debemos inundarnos de nuevo y no porque un presidente de la república lo haya manifestado como una graciosa concesión, o como si con decretarlo pudiera cumplirse. No, sino más bien porque el tema llegaría a las esferas legales con la idea de fincarles responsabilidades a las autoridades que han incumplido o que lo menos han sido omisas en su desempeño para evitar las inundaciones en Tabasco. En la Conagua lo saben por eso más que preocupados deben estar ocupados en solucionar esta situación porque en verdad, en Tabasco no aguantamos otra inundación.

Canito me reporta que en su reciente viaje a Campeche se enteró que posterior a la presentación del primer informe de labores del gobernador Fernando Ortega Bernés que rindió el sábado 7 de agosto en el Centro de Convenciones Siglo XXI, dos ex gobernadores tabasqueños se reunieron, –después de no verse ni hablarse por mucho tiempo- para platicar sobre temas fundamentales para ellos concernientes a Tabasco. Canito me confirma que Roberto Madrazo Pintado se reencontró con Manuel Andrade Díaz posterior al informe de labores del campechano en un salón privado, en donde por cierto también estuvieron el senador Francisco Herrera y un legislador federal tabasqueño. Recuerdo que alguien me dijo una vez que en política lo que antes desune el tiempo lo puede unir y viceversa. ¡Quién los viera! Síguenos en twitter: http://twitter.com/Jorge__Leyva

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