La empresa Johnson & Johnson se prepara para probar una vacuna experimental contra el VIH en Estados Unidos y Europa buscando lograr el desarrollo de la primera inmunización contra la enfermedad mortal tras décadas de frustración.
Unos 3 mil 800 hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres recibirán un régimen de vacunas en un estudio que se lanzará en el transcurso de este año, señaló en una entrevista Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos.
La agencia y la organización sin fines de lucro HIV Vaccine Trials Network colaborarán con la unidad Janssen de J&J en esta iniciativa. Desde que los casos comenzaron a ser objeto de atención a inicios de la década de 1980, los científicos han buscado infructuosamente crear una vacuna contra el virus que causa el SIDA y mata a cerca de un millón de personas en todo el mundo cada año.
Los esfuerzos continúan y se cuentan al menos otros dos candidatos prometedores con estudios en fases finales. J&J se esfuerza por fabricar una vacuna que funcione en poblaciones de todo el mundo que están infectadas con una variedad de cepas del virus, que cambia rápidamente. Otras vacunas experimentales se han centrado en prevenir variantes individuales.
El enfoque "nos acerca un paso más a cubrir la gran diversidad de virus en todo el mundo", comentó Dan Barouch, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard, cuya investigación sentó las bases de la vacuna. "
Por razones médicas y de salud pública mundial, es mejor tener una vacuna que funcione en varias partes del mundo". "El costo de tratar a los pacientes con VIH, la carga para los pacientes, la carga para la sociedad, es muy alto", declaró Paul Stoffels, director científico de J&J. La prevención del VIH es “una gran misión para nosotros. Llevamos casi 30 años trabajando en ello".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó el objetivo de reducir las muertes relacionadas con el VIH en todo el mundo a menos de medio millón para el próximo año y la vacuna se considera una herramienta fundamental para acabar con la epidemia del SIDA de aquí a 2030. Sin embargo, los intentos orientados a desarrollar una inmunización se han visto frustrados en parte porque el virus muta muy rápidamente.
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