Estados Unidos dio por terminado el tratado de la Guerra Fría con Rusia, el Acuerdo de las Fuerzas Nucleares Intermedias, y ya está planeando comenzar a probar una nueva clase de misiles a finales de este verano, anuncio el gobierno de Donald Trump.
Aunque es poco probable que los nuevos misiles sean desplegados para contrarrestar a la otra potencia nuclear del tratado, Rusia, país que, según Estados Unidos, durante años no ha cumplido con acuerdo. En cambio, es probable que los primeros despliegues de misiles tengan la intención de contrarrestar a China, nación que ha acumulado un imponente arsenal, y que ahora es visto como un rival estratégico a largo plazo mucho más formidable que Rusia.
Las medidas tomadas en Washington han suscitado la preocupación de que Estados Unidos pueda estar a punto de incurrir en una nueva carrera armamentista, especialmente debido a que el principal tratado de control de armas que queda con Rusia, uno mucho llamado Nuevo START, está por expirar, y es poco probable que sea renovado cuando pierda su vigencia en menos de dos años.
En un momento en que aumenta el potencial de confrontaciones nucleares con Corea del Norte e Irán, la decisión estadounidense de abandonar el tratado de 32 años ha suscitado nuevas preocupaciones en Europa y Asia, y advertencias que hacen eco de una era que alguna vez pareció haber quedado en los libros de historia. El resurgimiento de la geopolítica nuclear fue evidente en el debate demócrata del martes por la noche, cuando los aspirantes a la presidencia lidiaron con si Estados Unidos debería renunciar a su estrategia de ser el “primero en utilizar” armas nucleares en cualquier conflicto a futuro
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