La reducción de la tasa de interés clave en México por parte del Banco de México (Banxico) parece haber llegado tarde para oxigenar a la segunda mayor economía de Latinoamérica en lo que resta del año, que se libró por poco de caer en recesión técnica en el primer semestre.
Banxico recortó esta semana la tasa en 25 puntos base, a 8%, en una decisión que sorprendió a algunos. Un sondeo previo de Reuters había arrojado que la mayoría de los consultados apostó que quedaría sin cambios.
Aunque en países con un tipo de cambio flexible como México mover la tasa puede generar efectos positivos en el crecimiento, a través de una mayor demanda agregada al favorecer el consumo y la inversión, expertos dijeron a Reuters que una baja de un cuarto de punto porcentual no se traduciría en el corto plazo en créditos al público o empresariales más baratos.
“Todo lo que hagamos ahorita, en la parte de política monetaria, no sirve para este año en términos de crecimiento. Puede servir en términos de inflación, tipo de cambio, pero si hablamos de crecimiento, no sirve de nada”, dijo Sergio Kurczyn, economista jefe de Citibanamex.
Kurczyn agregó que el efecto en la economía local, que creció un magro 0.3% en el primer semestre, se vería en más de un año. Mientras, el jefe de investigación latinoamericana de Goldman Sachs, Alberto Ramos, opinó que el recorte de la tasa “tendrá un impacto muy pequeño en la demanda interna”.
Algunos consultados dijeron además que México, con una economía fuertemente vinculada a la de Estados Unidos y cuyo banco central vigila la postura monetaria relativa entre las dos naciones, tendría poco margen para bajar más la tasa clave sin afectar el tipo de cambio. Y es que hace dos semanas, la Reserva Federal estadounidense recortó por primera vez desde 2008 el costo del dinero en 25 puntos base ante los temores de una recesión.
“Si Banxico baja la tasa para beneficiar a los usuarios (de créditos al consumo), los capitales se van. Si la sube (mucho más que la Fed) por la inflación y para controlar gasto, nos llenamos de dólares”, dijo José Romero, investigador del Centro de Estudios Económicos del Colegio de México (Colmex). “El banco (central) no puede regular la tasa de interés para fines domésticos por estar conectado al mercado de capitales internacional”, agregó Romero.
Otros analistas consideran que en un país con tasas de interés tan altas como México, el recorte del costo del dinero debería ser mucho más fuerte, de al menos 100 puntos base, para estimular el consumo interno.
“A lo mejor si la bajamos 200 puntos base, sí puede haber una diferencia. Podrías ver las tasas de las tarjetas de crédito a 18% (…). Ahí sí pudiera haber un cambio más positivo”, dijo James Salazar, analista de CI Banco. La tasa de interés promedio de una tarjeta de crédito clásica ronda el 30% en México, alrededor del doble que en Estados Unidos.
Pero un efecto en el consumo vía créditos bancarios también es limitado en un país en el que más del 60% de la población que ronda los 126 millones de habitantes no está bancarizada, según datos del Banco Mundial.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo recientemente que le “gustaría” que Banxico se ocupara no solo de controlar la inflación, sino que “pensara también en el crecimiento”, en un exhorto a bajar la tasa clave. Pero el gobernador de Banxico, Alejandro Díaz de León, dijo el jueves en una entrevista que el rol del banco central no es “estimular artificialmente el crecimiento”, al tiempo que advirtió que han aumentado los riesgos para la expansión económica local en un marcado ambiente de incertidumbre global.
“Las tasas más bajas deberían ayudar a la economía, pero los principales factores recientes que influyen en el crecimiento son una desaceleración de la inversión privada vinculada a la incertidumbre política y una restricción del gasto público”, dijo Charles Seville, analista en Fitch Rating
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