miércoles, 24 de julio de 2013

A María del Rosario y Diana Paola les fallamos todos

24 julio 2013
La Agenda Setting
A María del Rosario y Diana Paola les fallamos todos
Jorge A. Leyva     

Georges Duby investigador y especialista de la edad media dudaba seriamente sí la violencia de hoy, era mayor que la que había antiguamente. La respuesta cuando lo cuestionaban era en el sentido que actualmente estamos mejor informados, es decir, tenemos más medios de acceso a la información y a las noticias; sin embargo el historiador francés advertía que el grado de violencia no es mayor en nuestra sociedad de lo que era en las sociedades anteriores. La violencia siempre ha existido, unas veces cruda otras más ominosa. Tal vez sea cierto que ahora nos enteramos de los hechos más rápido y en mayor medida por lo fácil que es acceder a la información prácticamente en cualquier lugar del mundo y en tiempo real.

Ayer nos enteremos muy temprano del homicidio de dos menores, una de diez y otra de catorce años de edad que fueron violadas y cercenadas en la ranchería Miahutlán de Cunduacán, Tabasco. Las pequeñitas tienen nombres y apellidos. Eran dos niñas de carne y hueso que dejan un dolor indescriptible a su familia. María del Rosario y Diana Paola fueron halladas por su madre la noche del lunes. Golpeadas, violadas y apuñaladas. El tema indigna y lastima a toda nuestra sociedad en su conjunto. No porque sean feminicios, homicidios o porque sean supuestamente sobrinas de un comandante ministerial como corrió en una versión, simplemente importa porque eran dos seres humanos. Dos niñas que inexplicablemente son violentamente asesinadas. Nada lo justifica. Nada.

No se trata de lamentarse, ni solidarizarse, ni de decir trilladas frases como que Tabasco está de luto. De las mismas frases de siempre con los mismos resultados de siempre. No podemos quedarnos omisos y no hacer nuestro el dolor, no de una familia sino de una sociedad tabasqueña que como dijo en algún momento Javier Sicilia está hasta la madre de la muerte de jóvenes, niñas, niños, padres, madres hermanos, hermanas. ¡Ya basta! Familiares, amigos, secuestrados, violados, asesinados. Nada lo justifica y nada puede evitar que exijamos que quienes nos gobiernan nos den condiciones mínimas de seguridad para una sociedad que sufre de la violencia que nosotros también –y hay que decirlo- hemos permitido, generado y solapado.

¿Qué hace Seguridad Pública? ¿Qué hacen los sistemas de procuración de justicia? Recordará amable lector que no hace mucho, apenas un par de días comentábamos en La Agenda Setting cómo la corrupción y la impunidad ha fomentado el aumento de los delitos. Bueno lo ocurrido este lunes es parte de lo mismo, parte de ese sistema corrupto, podrido e ineficaz en la persecución del delito y la impartición de justicia. No es el único caso. ¿Ya olvidamos lo ocurrido a los niños en Tacotalpa el año pasado? Y en ejemplos no paramos. Los medios retomamos el caso, algunos políticos también y luego… nada pasa. 

A María del Rosario y Diana Paola les fallamos todos. Los políticos, nuestras autoridades y la sociedad en su conjunto, todos les fallamos. No pudimos, no supimos cuidar lo más importante que tiene una nación y eso es nuestra gente, nuestro el capital humano, pero en especial nuestros jóvenes y niños. María del Rosario y Diana Paola se unen a una larga lista de personas, de seres humanos, que no de simple números en un conteo ominoso de víctimas del delito. Asesinatos a lo largo y ancho del país. Como alguna vez escribió Javier Sicilia “son parte del pudrimiento del corazón que se ha apoderado de la mal llamada clase política y de la clase criminal, que ha roto sus códigos de honor”. Decir que Tabasco está de luto no es suficiente cuando el dolor de una madre y un padre tiene que soportar la pérdida de un hijo, y en este lamentable caso, de dos. María del Rosario, Diana Paola y la sociedad tabasqueña esperan justicia. Les comparto nuestro correo electrónico: jordymx@hotmail.com y en twitter nos puedes encontrar como: @Jorge__Leyva

1 comentario:

  1. Le felicito Jorge A. Leyva, un estupendo artículo el suyo, crudo, real y lo mas triste, sin solidaridad social alguna.

    En estos cuatro últimos años, aparte de litigar y labor social que he ejercido, me queda muy claro que le grito, la protesta, en enojo, la manifestación personal en contra de tanto y tanto atropello e injustica, solo se da, cuando acecinan, violan, secuestran a un familiar en primer grado o victima colectiva de un asesinato.

    Salo ante tal calamidad, gritamos, protestamos, demandamos, denunciamos, pero antes, jamás. ¡Que triste realidad!

    Le enviamnos saludos cordiales.

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