01 MARZO 2014
La Agenda Setting
Consulta popular sí, pero no para
reforma energética

Pero como acostumbran los señores
legisladores, le pusieron varios candados a una herramienta ciudadana que en el
espíritu de la ley lucía bastante positiva. Por ejemplo un ciudadano puede
apoyar más de una petición de consulta popular, pero su apoyo no procederá
cuando sea alguna de estas consultas populares sean respaldadas por los mismos
ciudadanos y se rebase el veinte por ciento de las firmas de apoyo. En ese
supuesto sólo procederá la primera solicitud que firmaron, que apoyaron pues.
Si un mexicano desea participar en una
consulta popular deberán presentar como requisito el nombre, la firma, la clave
de elector y el número identificador al reverso de la credencial para votar. También
se instruyó al Instituto Federal Electoral para que promueva la difusión y
discusión informada de las consultas que hayan sido convocadas por el Congreso
de la Unión, a través de los tiempos de radio y televisión que correspondan al
propio Instituto, pero también le da armas al Instituto que podrá ordenará la
cancelación de cualquier propaganda e iniciará el proceso de sanción que
corresponda de alguna consulta popular no aprobada.
¿Y cuándo entraría en vigor de ser aprobada
una consulta ciudadana? Aunque la iniciativa de ley ya fue aprobada en el
Senado, todavía falta que los diputados la aprueben en sus términos, por eso es
que una vez que pase la aduana en San Lázaro; se contempla que el resultado de
una consulta popular sea vinculatorio a los tres años siguientes contados a
partir de la declaratoria de validez. Es decir que si esperaba resultados
inmediatos, esto no será así. Tómelo con calma.
Aun así ya hay cuestionamientos serios
sobre esta herramienta ciudadana, el senador Alejandro Encinas asegura que ley tiene
visos de inconstitucionalidad y que viola tratados internacionales suscritos
por el gobierno mexicano. No sólo eso, adelanta que los perredistas acudirán a
la Corte Interamericana de Derechos Humanos para garantizar que la mayoría que
gobierna hoy este país cumpla con las disposiciones internacionales suscritas.
Del otro lado, aparecen argumentos trasnochados como el del senador priísta Gerardo
Sánchez quién afirma estar a favor de una regulación adecuada y por eso
legislan para evitar la tentación de hacer de la democracia directa o
participativa un exceso. Es cierto que en una democracia un elemento
complementario del sistema político nacional puede serlo la consulta popular,
pero ¿Cómo puede influir positivamente en las condiciones sociales de todos los
mexicanos si nace atada de pies y manos? Resulta que los que votamos por estos
representantes populares somos lo suficientemente maduros para votar por ellos,
pero no lo somos para darnos la posibilidad de revocar alguna acción de
gobierno que no nos agrade o que nos parezca contraria a los intereses
populares. ¡Vaya incongruencia de los legisladores!

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