Un nuevo estudio realizado por investigadores estadounidenses y brasileños confirma que no solo la vejez es la culpable de un pelo canoso sino también el estrés. La investigación publicada en la revista Nature explica por qué esta condición mental afecta el color del cabello y revela una potencial solución para frenar la temida aparición de las canas.
Científicos de las universidades de Sao Paulo y Harvard estaban experimentando con ratones cuando notaron que, tras un intenso estrés, las células madre que controlan el color de la piel y el cabello, se habían dañado. En cuestión de semanas, los ratones de pelaje oscuro se volvieron completamente blancos.
La explicación detrás de esto, es más o menos así: el dolor en los ratones provocó la liberación de adrenalina y cortisol, haciendo que sus corazones latieran más rápido y la presión arterial aumentara, afectando el sistema nervioso y causando un estrés agudo.
Este proceso aceleró el agotamiento de las células madre que producían melanina en los folículos capilares. Y, así, el pelo se les puso blanco. "Ahora sabemos con certeza que el estrés es responsable de este cambio específico en la piel y cabello, y cómo funciona", explicó a la BBC el profesor Ya-Cieh Hsu, autor de la investigación de la Universidad de Harvard.
El académico aseguró que el impacto perjudicial del estrés fue "más allá de lo que imaginaba". "Esperaba que el estrés fuera malo para el cuerpo", dijo. "Pero después de unos pocos días, se perdieron todas las células madre regeneradoras de pigmento", agregó. El académico afirmó que, una vez que se pierden estas células madre, ya no se puede volver atrás. "El daño es permanente", dijo.
¿Se puede retrasar la aparición de canas?
El hallazgo fue sorpresivo para los investigadores pues no tenían claro cómo el estrés podía afectar realmente los pelos de nuestras cabezas. Tras la investigación, aseguran que vale la pena explorar más sobre esta materia para desarrollar un medicamento que evite la pérdida de color del cabello debido al envejecimiento.
Las canas en hombres y mujeres pueden aparecer en cualquier momento a partir de los 30 años. El envejecimiento y los genes han sido los dos factores que, hasta ahora, se conocían que afectaban su posible aceleramiento. En otro experimento, los investigadores descubrieron que podían bloquear los cambios dándoles a los ratones un antihipertensivo, que reduce la presión arterial alta.
Y al comparar los genes de los ratones que sintieron dolor con los de otros ratones, identificaron la proteína involucrada en causar daño a las células madre por el estrés. Cuando se suprimió esta proteína -llamada Quinasa Dependiente de Ciclina (CDK, por sus siglas en inglés)-, el tratamiento evitó un cambio en el color de su pelaje.
Esto deja la puerta abierta para que los científicos ayuden a retrasar la aparición de canas atacando a la proteína CDK con un medicamento. "Nuestro descubrimiento, realizado en ratones, es solo el comienzo de un largo viaje para encontrar una intervención para las personas", afirmó Ya-Cieh Hsu. "También nos da una idea de cómo el estrés podría afectar muchas otras partes del cuerpo", concluyó.
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