martes, 15 de marzo de 2016

Ni reyes, ni dictadores en la democracia

15 MARZO 2016
La Agenda Setting
Por Jorge A. Leyva

Ni reyes, ni dictadores en la democracia

La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad explica, se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto, por eso votar es expresar nuestra voluntad y es sin duda un derecho fundamental.

Si bien la participación ciudadana en los procesos electorales es importante, una vez ya emitidos esos sufragios es igual de importante que se garantice con toda seguridad que ese voto se va a respetar, esto resulta un elemento básico para promover mucho más la participación ciudadana. Y es que aunque siempre es deseable tener ciudadanos organizados que actúen y se involucren más en las acciones de gobierno, esto no resulta suficiente para entender la dinámica de la democracia; no obstante sin participación, sencillamente la democracia no existiría.

Por eso la participación ciudadana es indispensable para integrar la representación de las sociedades democráticas a través de los votos y una vez constituidos los órganos de gobierno, la participación se convierte en el medio privilegiado de la llamada sociedad civil para hacerse presente en la toma de decisiones políticas, es decir, con solo votar no basta. Lo más importante es que los ciudadanos se involucren en las decisiones, se enteren y participen. Que sean vigilantes y actores principales en las acciones de gobierno. Que se informen, que le den seguimiento a los proyectos y que se planteen propuestas que beneficien a la mayoría. De eso se trata y no sólo de votar un día cada tres o seis años para después olvidarse de los políticos que llegan a encabezar los gobiernos.

Ahora que ya pasó el proceso electoral extraordinario de Centro, Tabasco, es un buen tiempo para reflexionar, corregir conductas y tratar de sensibilizar al ciudadano sobre la importancia trascendental que tiene su incorporación donde participan ciudadanos en el marco de un proceso electoral. Elecciones organizadas que son resultado de años de esfuerzos, y que si bien es son perfectibles, han logrado consolidar nuestras prácticas democráticas -por cierto- entre las mejor organizadas, transparentes y legitimas en la actualidad a nivel nacional. Por eso, insisto que a pesar de los errores y que todo proceso siempre será perfectible, es fundamental promover que los ciudadanos participen. 

La participación ciudadana exige al mismo tiempo la aceptación previa de las reglas del juego democrático y la voluntad libre de los individuos que deciden participar; puesto en otros términos, en el pleno respeto del Estado de derecho y la libertad de los individuos. No respetarlas es no respetarse a si mismos, y de esas actitudes la ciudadanía ya esta harta. Es necesaria pues una mayor altura de miras para que los ciudadanos vuelvan a creer en la ya de por sí desgastada clase política.

Para tener en cuenta: el investigador Mauricio Merino advierte al respecto del ejercicio electoral, que en una democracia ya no hay a quien culpar de las desgracias sociales, ni tampoco ante quien reclamar sin más el reparto gracioso de beneficios. Con la democracia los pueblos se quedan solos ante si mismos: ya no hay reyes, ni dictadores, ni partidos totalitarios, ni ideologías cerradas que ayuden a resolver las demandas o a responder las preguntas que nos hacemos. Hay leyes, instituciones y procedimientos que regulan la convivencia, pero que a fin de cuentas llevan a cada individuo a hacerse responsable de sí mismo y de los demás. Por eso que los electores, los ciudadanos cada vez están más hartos de mesías y locuaces políticos que mandan al diablo las instituciones. Les comparto nuestro correo electrónico: jordymx@hotmail.com y en twitter nos puedes encontrar como: @JorgeLeyva_

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